Adiós especialmente triste el que se ha vivido hoy en la iglesia de San Juan. Francisco Colino fallecía el pasado 18 de mayo dejando un poco más huérfanos a todos los sayagueses y argusinejos con la despedida a un hombre profundamente enamorado de su tierra de origen y del enorme patrimonio y legado a nivel cultural.
Tanto fue así que hace ya veinte años dedicó un extenso libro al análisis y repaso de las principales festejos y construcciones religiosas de la comarca. Bajo el título "Sayago, viaje al interior. Ermitas y romerías", Colino dio forma a 332 páginas de obligada lectura para conocer de primera mano el rico patrimonio de la arquitectura sagrada provincial y fruto de un arduo trabajo de campo.
Nacido en Argusino de Sayago, era conocido por ser el nieto del maestro del desaparecido municipio e hijo de Florentino Colino, comerciante de Bermillo. Tal y como recuerda José Manuel Fernández, presidente de la Asociación Cultural Argusino Vive, Colino "era un sayagués de los de verdad".
"Nosotros los muchachos lo llamábamos "Tinin", aunque a él no le gustase", recuerda José Manuel sobre Francisco, que terminó siguiendo los pasos de su abuelo como maestro.